El Barça ha iniciado la Champions con una sufrida victoria
sobre el planteamiento ultraconservador del Spartak de Moscú de Unai Emery. El
equipo ha abierto la lata pronto, lo que se vislumbraba lo más difícil, pero el
contrario, en dos de sus escasas incursiones, ha dado la vuelta al marcador.
Tito Vilanova asumiría los máximos riesgos. Acabaría jugando sin ningún defensa
nato para remontar hasta el 3-2 con dos goles de Messi.
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